jueves, 14 de febrero de 2008

Leo Strauss

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Leo Strauss David (Kirchhain, Hesse, Alemania, 20 de septiembre de 1899 - Annapolis, Maryland, Estados Unidos, 18 de octubre de 1973) fue un filósofo político judío-estadounidense de origen alemán que se especializó en la relativización de la filosofía clásica en la universidad de Chicago. Ampliamente considerado como una de las más destacadas fuentes del neoconservadurismo.

Principios políticos

El Straussianismo se fundamenta en la idea de que la democracia liberal, con su énfasis en las libertades individuales, ha conducido a las sociedades occidentales a la decadencia y el desastre. Para Strauss había llegado el momento de que una élite se alzase para superar la debilidad y la falta de cohesión social causadas por el relativismo inducido por la filosofía post-socrática. La principal herramienta de esta nueva élite sería una mitología artificial, construida alrededor de la noción de que Estados Unidos goza de un destino único y asentada en el control de las masas ignorantes a través del engaño, el fervor religioso y la guerra perpetua. Esta mitología o “Texto Straussiano,” habría de tomar la forma de un cuerpo de pensamiento filosófico, articulado deliberadamente en dos niveles: un significado “exotérico,” accesible al lector medio, y otro “esotérico,” el verdadero, dirigido a sus reales destinatarios, la jerarquía social. Para Strauss, el renacimiento de las sociedades modernas debía ser protagonizado por una casta de políticos aptos, dispuestos a difundir con convicción estos mitos destinados a otorgar propósito y significado a las vidas de la gente corriente. Al hacerlo, habrán de apoyarse en valores morales o religiosos absolutos, distinciones maniqueas, que arranquen a la sociedad de las garras del relativismo. Pero no es necesario que un buen político crea en ellos, ni siquiera que sea religioso. Basta con parecerlo.

Sus dos más inmediatos discípulos, Allan Bloom, autor del betseller “The Closing of the American Mind,” y el antiguo izquierdista Irving Kristol (a quien le encantaba Rambo) se convirtieron en los auténticos padrinos del movimiento neoconservador. Entre sus seguidores se encuentran Gary Schmitt, director del influyente think-tank Project for the New American Century (PNAC); Richard Perle, director del American Enterprise Institute (AEI) y quien fuera miembro de la administración Bush hasta que dimitió por haberse enriquecido con concesiones gubernamentales en Irak; el ex Fiscal General del Estado John Ashcroft; el consejero de la Casa Blanca en asuntos de bio-ética y heraldo del “Fin de la Historia”, Francis Fukuyama; y, finalmente, el ex Secretario de Defensa y ex gobernador del Banco Mundial, Paul Wolfowitz. Para Leo Strauss es tan importante la filosofía política hoy en día como lo ha sido siempre, toda acción política está encaminada a la conservación o al cambio.(seguir leyendo)